Digamos que hoy lo extraño, y ya. Sé que sueno más a Thanatos que a mí, porque del otro lado se dice que las frases cortas y heladas son apropiadas, y que se tiene que pedir permiso a algo llamado Razón para llorar. Menuda tontería.
Quiero verlo, exijo hacerlo, tocarlo, abrazarlo, ordenarle que no me olvide, porque yo no puedo ni quiero olvidarlo; pedirle ayuda, un consejo para que la próxima muerte no me duela, una esperanza, una pequeña esperanza con su olor a madera.
No es necesario decir que tengo un puño de nada en las manos ahora, y que quisiera que fuera él quien llenara este vacío que impregna mi piel... que él sea conmigo un nosotros anaranjado y con ojos azules, como las flores de nuestros jardines, extraña utopía estival de una extraña persona que se parece cada vez menos a lo que solía ser.
lunes, 16 de julio de 2007
jueves, 3 de mayo de 2007
Ella se llevó tus pasos
a su mundo de oro blanco,
donde no hay lugar suficiente
para mi improvisada poesía.
a su mundo de oro blanco,
donde no hay lugar suficiente
para mi improvisada poesía.
Y duele cada palabra
Yo con mis versos
no puedo comprarte flores
o tardes de concierto,
somos tan sólo letras y yo.
Y duele no ser de plata
Tengo un sótano color azul,
claveles y tulipanes,
fragmentos de papel en blanzo
y manos frías para ecribir,
una vida que flaquea,
ojos pequeños de llueven,
alas rotas de colores,
fotografías en el ropero.
Triste poesía en pedazos de cartón
Y sé que es muy poco
todo lo que tengo
visto desde tus ojos,
cuando sólo tengo estrellas
y no puedo darte diamantes,
pues mi única riqueza
es el beso que te guardo
debajo del colchón.
lunes, 23 de abril de 2007
Esperanza, dolosa esperanza.
Manos frágiles con guantes de poeta, máscaras.
Recuerdos añejos en papel fotografía, pasado.
Sonrisas perdidas en aparadores vacíos, anochecer.
Calor estival contra invierno perpetuo, caricias.
Sabores agridulces del mes de marzo, canela.
Claveles azules cobijados por tu sombra, foto sensibilidad.
Misantropía compartida, cortejo.
Añoradas ausencias sin fecha de caducidad, nostalgia.
Versos extraviados en estrellas apagadas, distancia.
Confesiones furtivas a la capa del verdugo, silencio.
Hombros desnudos buscando respuestas, abrazos.
Canciones tristes al fondo del pasillo, testigos.
Piernas largas con zapatos blancos, huellas.
Sensible desnudez en tu espalda, lunares.
Labios pequeños con corazón de plata, visión.
Sarcástico profeta regresa a su Fuga, despedida.
domingo, 1 de abril de 2007
martes, 27 de marzo de 2007
Dices que me haces daño, que te vas, que fuiste una ilusión...
A lo que sólo quiero agregar que...
1.- Daño no es la palabra.
2.- Tal vez nunca estuviste aquí, aunque tus ojos hechizo brillaban como si lo estuvieras.
3.- Una ilusión se desvanece, yo también lo hago. Ergo, tal vez yo también sea una ilusión, después de todo.
A lo que sólo quiero agregar que...
1.- Daño no es la palabra.
2.- Tal vez nunca estuviste aquí, aunque tus ojos hechizo brillaban como si lo estuvieras.
3.- Una ilusión se desvanece, yo también lo hago. Ergo, tal vez yo también sea una ilusión, después de todo.
viernes, 23 de marzo de 2007
lunes, 19 de marzo de 2007
Quisiera quedarme a escuchar tus reproches, pero no lo haré.
Es cierto, algo empieza a pudrirse aquí adentro, el dolor se regará en poco tiempo por los rincones menos iluminados, y sin duda bañará aquellas viejas heridas de las que no me gusta hablar.
Hoy mi piel no quiere dejar escapar los trozos de su aroma ni la textura de su cabello negro, tampoco mis manos quieren dejar ir las suyas, porque dicen que hay algo en ellas que las llena de calor.
Tú insistes en que él tiene prioridades que me quedan muy lejos, y tienes toda la razón del mundo. Jamás seré una musa, mucho menos tinta para sus dedos, o un sueño suyo, o la esperanza que necesita para calmar sus tristezas. Pero hoy decido quedarme en este lugar, porque quiero verlo sonreír.
Sé que algún día tendré que comenzar con la reconstrucción de mi palacio, que será difícil edificar nuevamente altos muros y paredes de hielo tan gruesas que soporten cualquier remedo de sentir. También estoy enterada de que debo inventar una máscara que sea inmune a sus ojos hechizo, y que necesitaré encadenar mis manos para que nunca más vuelvan a buscarlo. Lo sé. Pero hoy decido quedarme en este lugar, porque además de verlo sonreír, me gustaría pensar que yo soy la causa de esa sonrisa, y así sonreír un poco yo también, porque es con lo que quiero soñar mientras aún pueda hacerlo.
Y aunque tú dices que soñar destruye, lo que queda de mí quiere continuar durmiendo a su lado.
Es cierto, algo empieza a pudrirse aquí adentro, el dolor se regará en poco tiempo por los rincones menos iluminados, y sin duda bañará aquellas viejas heridas de las que no me gusta hablar.
Hoy mi piel no quiere dejar escapar los trozos de su aroma ni la textura de su cabello negro, tampoco mis manos quieren dejar ir las suyas, porque dicen que hay algo en ellas que las llena de calor.
Tú insistes en que él tiene prioridades que me quedan muy lejos, y tienes toda la razón del mundo. Jamás seré una musa, mucho menos tinta para sus dedos, o un sueño suyo, o la esperanza que necesita para calmar sus tristezas. Pero hoy decido quedarme en este lugar, porque quiero verlo sonreír.
Sé que algún día tendré que comenzar con la reconstrucción de mi palacio, que será difícil edificar nuevamente altos muros y paredes de hielo tan gruesas que soporten cualquier remedo de sentir. También estoy enterada de que debo inventar una máscara que sea inmune a sus ojos hechizo, y que necesitaré encadenar mis manos para que nunca más vuelvan a buscarlo. Lo sé. Pero hoy decido quedarme en este lugar, porque además de verlo sonreír, me gustaría pensar que yo soy la causa de esa sonrisa, y así sonreír un poco yo también, porque es con lo que quiero soñar mientras aún pueda hacerlo.
Y aunque tú dices que soñar destruye, lo que queda de mí quiere continuar durmiendo a su lado.
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